LA ISLA QUE FUE PARADISÍACA
MARÍA GUADALUPE RICO
MARTÍNEZ
La UNESCO
alrededor del mundo asigna el título de Patrimonio de la Humanidad, puede ser
un bosque, montaña, lago, cueva, desierto, edificación, complejo
arquitectónico, ruta cultural, paisaje cultural o ciudad. Se trata de
catalogar, preservar y dar a conocer sitios de importancia cultural o natural
excepcional para la herencia común de la humanidad.
La isla Henderson, representa el 67% de la superficie total del
territorio de las Islas Pitcairn, pertenecientes a la Gran Bretaña. La Isla,
sobre el Océano Pacífico sur a medio camino entre Chile y Nueva Zelanda, está
totalmente deshabitada. ¿Un lugar paradisiaco o idílico? La realidad es otra.
La ausencia del hombre no ha
sido impedimento para que hoy haya sido catalogada como la porción de tierra
más contaminada del planeta. La situación
geográfica, casi en el centro del remolino o gran corriente marina del sur del
Pacífico, explicaría la elevada acumulación de residuos en unas costas que se
encuentran a 5.000 kilómetros de la ciudad más próxima. Científicos de la Universidad de Tasmania y de la Sociedad Real
para la Protección de las Aves de Reino Unido, publicaron el reflexivo
estudio en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.
Esta polución plástica tiene un
efecto significativo en la vida silvestre y en los hábitats marinos. La
investigación señala 17,6 toneladas de plástico: 37,7 millones de trozos de
basura en la playa, 671 piezas de plástico por m2, 68% de la basura bajo la
arena, 13.000 trozos de basura nuevos
por día. Además de objetos
vinculados con la pesca, se encontraron -entre otros- cepillos
de dientes, encendedores, cuchillas de afeitar y sombreros de plástico duro,
elaborados en lugares como Canadá, Nueva
Zelanda y Alemania.
La isla Henderson, Patrimonio
de la Humanidad desde 1988, vive las consecuencias del consumismo y de los
malos hábitos de los seres que habitamos la Tierra. La realidad rebasa a la
imaginación. No solo los espacios en donde se aloja el hombre los contamina, el
resultado de sus acciones van más allá de lo inesperado. ¿A quién habría que
aplicarle el axioma “el que contamina paga”?
EJEMPLO.-En lugar de guardar luto, las aves silvestres parecen adaptarse
a la muerte de un compañero de bandada aumentando número e intensidad de
relaciones con otras aves, según un investigador de Oxford.
lupitarico@hotmail.com
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