MARÍA
GUADALUPE RICO MARTÍNEZ
Pasamos los mexicanos momentos de verdaderas
crisis emocionales, pérdidas de vidas,
valores materiales, etc. dos movimientos telúricos en 15 días estremecieron al
país. Iniciaba el mediodía del martes, nos dábamos cuenta del siniestro, nada
confortaba a quienes vivimos fuera de la zona de riesgo, queríamos saber de
nuestros familiares, ¿dónde estaban y que hacían? Sobre todo, estado de salud.
Largos los segundos y la telefonía por cuestiones naturales dejó varios minutos
de funcionar.
¡Bendito celular! Rodeada de compañeros de trabajo buscábamos
lo que aportara más sobre lo que acontecía, llegaron noticias desoladoras de
localidades, otra vez Chiapas, Oaxaca, Puebla…
Dedos que marcaban lentos, voy del WatsApp al
Facebook. Mínimo ver un mensaje escrito. Lo mejor, oír voces de hallarse fuera
de peligro. Respiros tranquilizantes cuando pasé revista a familiares y amigos.
Ya después documentar por la televisión, radio, periódicos digitales y el
teléfono. A la brevedad comenzaron
a circular historias de supervivencia.
Pasó el tiempo y, mi vista se detiene en no
muy común historia, un galeno narraba lo que vivió par de horas atrás en la
sala de operaciones quirúrgicas.
“El
equipo médico de tumores óseos del Instituto Nacional de Rehabilitación de la
Ciudad de México, operábamos un tumor unido a la arteria subclavia y al plexo
braquial, en el lapso que liberábamos las estructuras responsables de la
integridad funcional del miembro torácico, una rama arterial seccionó y su
presión muy aguda… justo en esos instantes inició el movimiento telúrico que
nos paralizó”. Salí de la zona como pude con el objetivo de observar el
panorama, recordé el sismo de 85, ¡este lo sentí más fuerte! un colega insistía
en que abandonáramos el área.
“…regresé al quirófano, segundos
críticos, sin embargo nadie intentó huir, sabiendo que la vida de la joven de
28 años estaba en juego. Podía morir si la abandonábamos, dormida y con un
valor fracturado. Continuamos hasta
extraer la masa anormal del tejido. Recuperamos el aplomo para concluir con
éxito la intervención. Miguel, Amalita, Áurea, Diana, Hilda, Renato y
Residente, gracias por su profesionalismo”. Firmaba el Jefe de Tumores Óseos
del INR, doctor Genaro Rico Martínez.
Escuchar el Himno Nacional o el
Cielito lindo, atestiguar el rescate de personas vivas o sin vida, la
solidaridad de cuadrillas de ayuda extranjera, héroes muchos héroes… constatar
que la sociedad mexicana es la primera en poner su hombro, me cimbra, me dobla,
eso ¡jamás tendrá un precio!. Última hora, por tv, transmiten sábado, Sismo de
6.1, epicentro en Oaxaca, vendrán múltiples relatos esperemos sin gravedad.
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